3. ¿Olvidando a Mr. Sik?

Foto: Natasha Thompson

Mi mejor amiga,  Anna,  consciente de mi obsesión por Mr. Sik, me llevó a la inauguración de una galería de arte en South Kensington para distraerme.

Me dejé llevar por la noche londinense y por sus apuestos caballeros; altos, bajos, rubios, morenos, maduros, niños, con ojos oscuros, claros, parecidos a Clooney, a Javier Bardem o ese de ahí tan guapo parecido a... ¿Mr. Sik? ¡¡Era Mr. Sik!!

Salió corriendo y yo detrás de él. Le perdí de vista ya que la mayoría de hombres llevaban una indumentaria parecida. Cuando volví a verle, conseguí agarrarle por el bolsillo de su chaqueta, lo que provocó la caída de ambos rodando por las escaleras. Aterrizó encima mía... ¿era realmente Mr. Sik? A pesar de su asombroso parecido no era él, sin embargo, conocía mi nombre. "Querida Maria Petrovsky, la persona a la que esperas no va a venir, ¡olvídale!" exclamó en ruso con un fuerte acento lituano antes de salir corriendo a la calle.

Molida en el suelo,  mire mi mano: al agarrar su bolsillo había arrancado media hoja de su pasaporte; nacido en Vilnius un 2 de febrero, con una visa a Rusia de un año... "Gracias por la información, capullo" - murmuré antes de desmayarme.


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